Este proyecto nace de un impulso de entusiasmo provocado por lo poco que conocía de los poemas de este autor. Saber que era extrañamente desconocido por muchos en este país, despertó mi vocación de rescatista y me lanzó a la acción. En contacto con otros admiradores y miembros de la fundación que lleva el nombre del poeta, supe de todas sus publicaciones, sus pocos datos biográficos, los comentarios de poetas y críticos, su música y sus dibujos. Así, la tarea ya estuvo clara: dar a conocer todos los aspectos del magno artista en un solo contexto escénico.

Mi instinto de actor hacía que cada vez que empezaba a leer sus poemas, terminaba recitándolos en voz alta y solo así se me aparecía su energía y una cierta comprensión que iba más allá de mi pobre lógica mental. En un video escuché y vi al propio Rosenmann interpretar al piano su música, hablar de la importancia de la recitación y cómo él recitaba sus poemas, ateniéndose a una partitura escrita por él mismo. Decidí arriesgarme a definir mi propio camino en la recitación de estos poemas y dejar una muestra de cómo lo hace él en su video.

Partiendo de la mencionada experiencia, empecé el trabajo con Guillermo Prieto, productor, Alexis Moreno, videista, Cristián Reyes escenógrafo y una primera selección de poemas de Virginia Sarmiento, experta entusiasmada que ha contribuido grandemente a difundir la obra del poeta. Extraer los poemas de los libros y llevarlos a mi interpretación actoral, descontextualizar música, dibujos e imágenes, implica una transgresión. Esta sólo se puede justificar si en lo que queremos entregar al público, cada parte consigue contribuir a establecer un todo expresivo de la obra del artista. Es por ello que el diseño general no quiere crear un ámbito o un marco para la recitación o para la música, sino que intenta lograr que cada parte tenga un lugar que le permita ser parte y todo, incluyendo el video y diseño escenográfico.