ESFERA
XV
ELEGÍA Y KADISCH
¡Acontecieras a convalecer!
Te saludara
y no me diera cuenta. Pergaminos…
Paladas…
De qué césped el cielo.
Compensándote ahí,
tantearía otro vértigo, quizá
la rada de secretos:
sonsacarte
en oración de sarmentosa luz.
Jocundo yugo, sorbe
loores
de escabeles:
avenarás los años.
Ay,
me existes,
cerviz,
o me transiges.
¡Necio, necio taled!
Impídeme decirlo - por tu Dios –
por tu sangre.
Si en la plaza rondaras: ¡fueras tú!:
nefario con prolijos desaliños,
albricia del escarzo:
que entre los cercos de las losas no:
que aquel sábado, fácil, fraternal,
se demoró un domingo eternamente.
Y mi poema no tendrá sentido.
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