Cortejo y Epinicio.
Santiago: LOM Ediciones, 2002.

 

 

 

IMPROMPTU

 

XXV

Ilumíname, labio, inúndame, desátame:
de púrpura es el canto, y el cálamo, de hiel.
Te saciará de zumos la jarra de mi pecho.

Inúndame: la fosa persevera sedienta.
Desátame: mis brazos no son sino semillas.
La orgía de rubíes abarcará mi fuego.

Complétame y restaña, bocanada, en la estrofa
de azar, los vasallajes de eternidad frutal.
Eleva, para mí, tus huellas de fanales.

Abatido, el centauro del ocaso, en agraz,
derribará el tendón que mi asombro prefiere.
Brizna de regocijo: mi carne no es mi carne.

Destrúyeme en el éxtasis, pantano de indelebles
gargantas o cadenas: definitiva sílaba.
Escanciaré del todo la maga medianoche.

Por crear hendeduras en el templo arrasado,
entre constelaciones zurcidas, cortezuela
de tu tronco de lepra, se parte el horizonte.

Ilumíname, labio: mi corazón gotea.
Los luctuosos renuevos trituran sin descanso
mis liturgias. Inúndame: las laderas vacilan.

Aluvión y prodigio, tus mieses me blasonan.
Es más púrpura el canto en el amanecer.
Desátame: mis brazos no son sino semillas.


David Rosenmann-Taub. Cortejo y Epinicio
Santiago de Chile: LOM ediciones, 2002.