XI
DIÁLOGO SEPULCRAL
Y tú dijiste en medio de la sala:
“Le sacudí la vida y no moría;
le llamé tanta inerte materia y no moría.”
“Ven, ven –te digo desde el cristal de luto,
desde las ceras
que guarda el Mayordomo-.
Hace mucho tiempo que me come la tierra
y por eso comprendo tu negra empuñadura:
el cendal que sometes a oscuros palafrenes
trastocará en bramido macilento.
Que recordando, olvidas.
Tráelo a tu memoria, húndelo en tus mejillas,
ábrelo todo y sángralo,
que recordando, olvidas.
Oprímete de aquellas sus postreras insidias:
te hará alboreado el suelo su reconocimiento,
como cuando él gustara el trance de los hielos.
Remécelo, recuérdalo,
que recordando, olvidas.”
Tu mirada selló fúnebre palma
y por la sala derramó volatería
que anudó las cortinas y golpeó las ventanas.
Dentro de ti esta vez un hombre agonizaba. |