Cortejo y Epinicio.
Santiago: Cruz del Sur, 1949.

 

 

CONTÍNUO ÉXTASIS

XV

 

No es el cuerpo de Dios lo que medito,
ni su faz de misterio lo que muerdo:
es radiante venero lo que agito
y beso fuertemente y gano y pierdo.

Este fulgor azul se me resiste,
pero por mi espadaña se resbala;
cuando ya asido, entre mi fronda embiste:
a dentelladas se me vuelve ala.

Sigo y persigo la llama divina.
Me ahogo siempre en agua divina.
Ciego me ciego de cumbre divina…

David Rosenmann-Taub. Cortejo y epinicio.
Santiago de Chile: Cruz del Sur, 1949, p. 51.